El valor de lo que gastas

¿Cuántas veces has ido de «shopping» para sentirte mejor después de haber tenido un mal día? Hoy dando un paseo por la ciudad me sorprendió ver la cantidad de gente vestida con ropa de oficina corriendo de tienda a tienda y cargando 1, 2, 3 o más bolsas de compras.

Al ver esto me pregunto: ¿cuántas de estas personas están tratando de «recompensarse» por algo? me he visto en su situación y puedo imaginar perfecta la rutina: despiertas a las 6 am, pasas de una a dos horas en el transporte público para llegar a la oficina, trabajas de 9 am a 6 pm y cuando por fin es la hora de salir, de encontrarte con tu libertad, vas a gastar de una u otra forma lo que has ganado con tu trabajo duro porque «te lo mereces». Y a veces, tendemos a sentir que entre más trabajamos, más «merecemos».

Y no hay nada de malo con darse un gusto de vez en cuando, el verdadero problema comienza cuando estos gastos «hormiga» y que con frecuencia son innecesarios (un café latte a medio día, una o dos cervezas con los amigos en la tarde, una o dos prendas de ropa porque tu tienda favorita tiene rebajas…), se van acumulando y consumen buena parte del dinero que has ganado con tu trabajo duro. El resultado: tienes que trabajar más para poder mantener a flote tus gastos, y el ciclo se repite.

Si bien es cierto que estos «placeres» chiquitos nos hacen sentir mejor, también es cierto que el placer que estas mini-compras o mini-gastos nos dan, es momentánea.

Imagina que cada día en tu camino al trabajo compras un café de la franquicia de café de moda. Pagar 3 o 4 dólares por un café no parece mucho, pero si haces esto 5 días a la semana por un año, el monto se acumula a 720 a 960 dólares. Eso es prácticamente el equivalente a un vuelo a otro continente.

Ahora, imagina que cada 2 veces a la semana «pasas» por el centro comercial a «ver qué hay», y no siempre compras algo, pero 3-4 veces a la semana te compras alguna prenda de ropa o algún accesorio que realmente no necesitas (sí, todos tenemos esas prendas de ropa que no nos quedan o que no nos gustan en el armario, pero que compramos en un impulso). Suponiendo que cada prenda de estas cuesta entre 10 y 15 dólares, hablamos de un gasto de 480 y 720 dólares anuales. Eso equivale al dinero que necesitas para tener 10-15 días de hospedaje y comida en muchos países del mundo.

Esto es sólo un ejemplo y claro que cada persona tiene gastos y condiciones diferentes. Pero si piensas detalladamente, seguramente encontraras algunas tendencias similares en tus gastos «hormiga». La respuesta no será la misma para cada persona y cada quién tiene que decidir qué es lo que le hace feliz y motiva para seguir adelante, pero para ti: ¿qué tendría más valor, un café latte por las mañanas y alguna que otra prenda que no usas guardada en tu armario o dos semanas viajando a algún país nuevo?

¿A qué tipo de vida te están llevando tus finanzas?

¿Cuál es tu idea de una vida perfecta? si pudieras escoger, ¿qué te gustaría hacer con tu tiempo? ¿cómo pasarías cada mañana? ¿en dónde vivirías? ¿de qué personas te rodearías?

Ya sea que tu idea de una vida perfecta sea pasar todo el día en la playa, rodeado de palmeras y bebiendo mojitos o simplemente tener el tiempo suficiente para sentarte en tu balcón y escribir un libro, la realidad es que muchos de nosotros no tenemos la libertad de elegir.

De no ser que hayas tenido la fortuna de ganar la lotería o heredar una fortuna, la gran mayoría de nosotros vivimos siguiendo un modelo de vida que no nos deja mucho espacio para la imaginación: trabajamos para poder tener los medios para vivir y en muchas ocasiones sentimos que vivimos para trabajar, que la vida se nos escapa.

Desde pequeños fuimos educados para seguir las reglas del juego, para tomar el camino «seguro». «Los seres humanos nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos» está de más decir que estas etapas de la vida siguen un ciclo natural y al menos 3 de ellas son inevitables. En las economía moderna, a estas 4 etapas le podríamos agregar un bloque muy grande de tiempo al que nos dedicamos a «trabajar». Pero, ¿en qué etapa tenemos la flexibilidad de tener una «etapa» de vida a la que podamos ponerle el nombre qué mejor nos parezca («viajar» por ejemplo)?

Aunque muchos amamos (ok, «amar» tal vez es un termino un poco fuerte) nuestra profesión, en muchas ocasiones el tiempo que nos queda libre para hacer (o tan sólo decidir) lo qué queremos hacer, es limitado.

¿Qué es lo que nos detiene? razones sobran, y aunque «el dinero no lo es todo en la vida», es uno de nuestros obstáculos más grandes. Muchos de nosotros nos vemos atrapados en un «Nine-to-Five» (o más bien en un «Eight-to-Six» o algo peor…) y no vemos la salida. ¿Hay otra manera de vivir? ¡claro que la hay! La forma en la que manejemos nuestras finanzas puede marcar la diferencia entre qué tipo de vida queremos tener y qué tipo de vida es la que realmente llevamos.

Aunque no hay fórmula mágica para pasar el resto de tu vida descansando bajo la sobra de una palmera y tomando agua de coco, sí que hay maneras de 1. identificar a dónde quieres llegar y 2. asegurar que logres tener los recursos (tiempo y dinero) para lograr tu meta. A veces, sólo necesitamos un «empujoncito» para empezar a movernos en la dirección correcta.

¿Y tú? ¿eres consciente del tipo de vida al que tus finanzas te están llevando?

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